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Cortado en el Café Roma de La Boca

Café Roma (La Boca)

Olavarría 409


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Café Tortoni

Av. de Mayo 825 El café Tortoni es considerado el bar más emblemático de Buenos Aires. Escribir sobre él me parece una tarea inabarcable. Pero lo voy a hacer a mi modo. Con mi propia sensibilidad. No voy a contar todo pero voy a contar lo que significa para mí, y lo que me transmite. El Tortoni, para mí, es fundamentalmente el lugar en donde mi papá tomaba la leche merengada más rica de la ciudad. Y esa declaración me despertaba una curiosidad infinita. Porque cuando yo era chica sólo conocía eso que decía la canción: "me da leche merengada/ ay que vaca más salada". Pasaron varios años hasta que mi papá me llevó con él a probar la famosa leche. Y muchos años más para que yo, ya adulta, descubriese el placer de sentarme en la mesa de un bar a tomar un café.  Esta vez vuelvo al gran Tortoni para escribir la crónica. Y lo hago una tarde en la que curiosamente no hay fila de turistas agolpados a sus puertas. Así que tengo todo el espacio y todo el tiempo para recorrerlo.

Las Violetas

Medrano y Rivadavia Nació un día de primavera, el 21 de septiembre de 1884, y desde entonces Las Violetas florece en la esquina de Rivadavia y Medrano. Cuando se fundó, la calle Rivadavia estaba atravesada por un tranvía tirado a caballo. La confitería  se plantó con elegancia en una de las paradas del tranvía, contrastando con la pulpería que se ubicaba justo en diagonal. Entre 1998 y el 2001 estuvo cerrada, y mucho se temió por su pérdida. Pero finalmente reabrió, y los trabajos de restauración salvaron su fisonomía y sus tesoros arquitectónicos. Entrar allí es perderse en un mundo coqueto y mágico. Es abrir una caja de bombones. Es habitar una caja de música. Hay que estar muy despierto, para no perderse detalle. Primero el pequeño mundo de tu mesa: la silla de tapizado bordó, la tapa de mármol de carrara,   la masita de crema que acompaña el café, o la bandeja exquisita del Té María Cala, las servilletitas con el logo violeta, los sobres de azúcar que replican los

Bar de Cao

Av. Independencia 2400 Un paseo por el barrio de mi infancia. Una tarde de lluvia. Un remate en el Bar de Cao. Me parece que está muy bien tomar un café en un local fundado por dos hermanos, de algún modo cierra el círculo de lo familiar.  Pero no me voy a hacer la etérea, no señores. Hay otra fuerza que arrastra a este bar. Y son sus jamones colgando ahí sobre la barra, tan al alcance y su promesa de picadas pantagruélicas. La historia del Bar de Cao comienza en 1915 con una fonda que funcionaba en esa esquina de Independencia y Matheu. Alrededor de 1925 los hermanos Pepe y Vicente Cao, asturianos, provenientes del pueblo de San Tirso de Abres, se hacen cargo del local. Y ahí toma entonces  el nombre de La Armonía , funcionando como almacén y despacho de bebidas. Pepe manejaba el bar y Vicente el almacén.  Durante el gobierno de Perón, una reglamentación los obligó a dividir el local en dos: por Independencia estaba el almacén y por Matheu, el bar. La separación la mar