Soler 3599 Me pasó algo curioso cuando llegué al Café Nostalgia. De afuera me pareció un bar común y corriente, instalado en una esquina abierta en la que confluye un entramado de calles alborotadas. Sin embargo, todo se convirtió en otra cosa apenas empujé la puerta vaivén de madera gastada. Entonces apareció ante mí un reducto de dimensiones pequeñas que invita, como su nombre lo indica, a la nostalgia. Una nostalgia sin prefabricar. Las cosas están, simplemente, sin parecer que hayan sido puestas adrede para crear un efecto. El café ocupa la planta baja de un edificio de siete pisos construido por el arquitecto R. Scarpelli en 1935. El bar fue fundado en 1987, y con tan pocos años ya es considerado un Bar Notable. Es como un pequeño baúl de recuerdos, un baúl para revolver dentro de la propia memoria emotiva. Tiene también reminiscencias de patio de una casa antigua, con piso de mosaico, sillones de mimbre en la puerta de entrada, afuera unos toldos algo gastados, m...