Tucumán 1700
El bar ocupa la planta baja de un edificio gris de corte racionalista en la esquina de Tucumán y Rodríguez Peña. Se abre literalmente como un mar azul, con esa mezcla de tranquilidad y euforia que nos transmite el mar. Ruidos de autos invaden el lugar como olas urbanas, pero adentro hay una quietud de crucero.
Me encanta. Me conquista apenas entro.
Es chico. Es agradable.
Es justo.
Tiene mesas rectangulares con tapa de fórmica amarilla (un color poco habitual en los bares). Una barra de madera oscura con banquetas verdes, que le da un marco sobrio al espacio. El ventilador de pared impecable con sus hojas brillantes. La pizarra de terciopelo con el menú. Todo está cuidado.
Fue fundado en 1939. Leí por ahí que su nombre se debe a un poema escrito por Arturo Cuadrado, poeta fundador de la editorial Botella al mar. En este café escribió "Prohibido mirar" : “Mar azul. Cielo azul. Blanca vela…”
En un momento miro por la ventana: un chico y una chica que venían cada uno caminando por las calles perpendiculares, se encuentran en un beso. Desde la mesa exterior justo en la ochava, un viejo toma una copa de vino y los mira también.
Somos testigos mudos de un amor.
El mozo tiene buena onda. Me dice que puedo sacar las fotos que quiera mientras no moleste a nadie. Así que le saco a todos menos a un señor que está sentado en un rincón y que me mira curioso. Por ahí en el fondo esperaba que lo incorpore al cuadro.
Hay una colección de botellitas Quilmes alineadas contra la pared. Publicidades antiguas y fotos de la vieja Buenos Aires.
Se respira tranquilidad. ¿Será esto una isla?
La verdad, no daba dos mangos cuando vi el bar por internet. Y ahora estoy acá, tan contenta.
Señoras y señores. El Mar está tan cerca ! Que casi, casi nos moja los pies. Es cuestión de zambullirse nomás.
Texto y fotografías: Carina Migliaccio / Bar de Fondo
Lo conozco. Pasé varias mañanas desayunando o tomando cafe por la tarde, ya que trabajaba en el edifiedificio
ResponderEliminarMuy bello relato!
ResponderEliminar