Entre Ríos 114 [esquina Hipólito Yrigoyen]
En 1860 en esa esquina había una pulpería. En 1912 en la misma esquina nace el café Victoria. Es que la calle Hipólito Yrigoyen por aquellos años se llamaba Victoria.
Yo de eso no sé nada. Son cosas qué leí nomás.
Lo que sé es que llego al café una tarde soleada. La visión de la plaza del Congreso me pone de buen humor porque me recuerda a mi infancia. Y me alegra que el café esté abierto. Simplemente eso.
El café había cerrado en el año 2002 y fue re abierto en el 2008. Pero después otra vez permaneció cerrado durante un año hasta que en febrero de 2015 abrió sus puertas nuevamente.
Luce renovado pero mantiene su carácter tradicional, con sus sillas tapizadas en rojo, sus lámparas art decó, su barra con toques de madera pulida.
Hay gente y sin embargo yo respiro confianza y comodidad. Hasta el movimiento de los mozos se me hace tranquilo.
Los espejos del café Victoria otorgan un detalle de inesperada elegancia dentro de un bar que no destaca por su fineza pero sí por su solidez emocional.
Tomo un cortado y por un momento siento que viajo en un vagón de tren.
Soy una paseante urbana. Puedo mirar a través de las ventanas y ver la ciudad como un paisaje agitado, mientras adentro hay una relativa calma.
Y eso me parece más que suficiente para justificar una visita a este café bien porteño.
Texto y fotografías: Carina Migliaccio / Bar de Fondo
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