Avenida Rivadavia 2800 , esq. Jujuy
Hoy inicio la serie de Bares. Y tengo que definir por cuál
empezar. Dudo entre elegir uno bien típico, o alguno que sea insignificante
pero querido para mí.
Y al final empiezo por La Perla. Porque es parte de la
historia del Rock nacional, y como me gusta cantar además de escribir, de este
modo aúno dos pasiones.
Además el día ayuda, porque llueve, entonces eso de ir al
lugar donde nació La Balsa se me presenta como un guiño cómplice.
Es curioso pero nunca había entrado a La Perla, aunque
siempre circulé por esa zona. Fui testigo de su remodelación, pero siempre
mirando el bar desde afuera.
No es un café que destaque por su intimidad ni por su
estilo.
Sin embargo, me paro ante la puerta, veo las placas: Sitio
cultural. Cuna del rock. Una cita de Flores robadas de los jardines de Quilmes.
Y algo empieza a latir.
Adentro: fotos de bandas, la imagen de Tanguito, un LP de Litto Nebbia autografiado.
Ya me conquistó.
Tomo un cortado en jarrito. Tarareo mentalmente una canción.
Escribo una historia en mi libreta. Es una historia triste
sobre una chica que llega sola a Plaza Miserere y es rescatada por una vieja.
La vieja que viste de negro y está sentada en la mesa de al
lado, y que escribe cosas en una servilleta de papel, con una birome que le
pidió al mozo.
Pago. Y antes de irme paso por el baño. En la puerta de
Ellas y Ellos, están las estrofas de La Balsa.
Me gusta la idea.
La de irme al lugar que yo más quiera.
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