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Mostrando entradas de enero, 2017

Cortado en Café Oviedo

Café Oviedo Pueyrredón 1384

Café Oviedo

Av. Pueyrredón 1384 No es un bar notable. ¿Pero quién puede pasar por sus puertas sin notarlo? Se abre como un ventanal hacia la avenida Pueyrredón, ahí nomás de la esquina con av. Santa Fe. Tiene cerramientos de aluminio, bien a la antigua. Y mucha fórmica, hasta en las paredes, como si fuese una gran casa rodante estacionada. Capturás el espacio de un solo vistazo, sin embargo en un lateral hay una escalera que no exploré, que no sé a dónde lleva. Y mejor así porque puedo imaginar que debe ser por ejemplo un salón privado, o incluso el acceso a la vivienda del propio dueño del bar. El dueño es una de las joyas del local. Porque el mozo me cuenta que es el dueño original, y que "el pibe" (así lo llama cariñosamente) hoy sigue atendiendo con sus 89 años. Se lo ve activo, atento. Se mueve con soltura en su casaca celeste detrás de la barra,  manejando la caja. Habla con los clientes. Ordena. Está en su mundo. El mozo está vestido de forma clásica, uniforme blanco y

Cortado en el Café Tortoni

Café Tortoni Av. de Mayo 825

Café Tortoni

Av. de Mayo 825 El café Tortoni es considerado el bar más emblemático de Buenos Aires. Escribir sobre él me parece una tarea inabarcable. Pero lo voy a hacer a mi modo. Con mi propia sensibilidad. No voy a contar todo pero voy a contar lo que significa para mí, y lo que me transmite. El Tortoni, para mí, es fundamentalmente el lugar en donde mi papá tomaba la leche merengada más rica de la ciudad. Y esa declaración me despertaba una curiosidad infinita. Porque cuando yo era chica sólo conocía eso que decía la canción: "me da leche merengada/ ay que vaca más salada". Pasaron varios años hasta que mi papá me llevó con él a probar la famosa leche. Y muchos años más para que yo, ya adulta, descubriese el placer de sentarme en la mesa de un bar a tomar un café.  Esta vez vuelvo al gran Tortoni para escribir la crónica. Y lo hago una tarde en la que curiosamente no hay fila de turistas agolpados a sus puertas. Así que tengo todo el espacio y todo el tiempo para recorrerlo.