Av. Alvarez Thomas 1800 (esq. Plaza) Las coordenadas de la magia están en el Oriente. Estoy segura. Ya había pasado por esa esquina, y el bar me había guiñado un ojo, pero yo no había entrado. Hasta hoy, que no me pude resistir. Lo vi desde lejos con sus paredes blancas y sus cerramientos color verde agua- verde cocina de los años sesenta, o algo así. Color hogar. Primero lo exploré desde afuera. A través de las ventanas un público netamente masculino espiaba mis movimientos. Amigos. Todos ellos. Saqué una foto y aparecen asomados. Cuando entré me preguntaron: ¿salimos bien? No hay forma de que saliesen mal. Son tan genuinos. Me siento y uno de los hombres de ese grupo se para y oficia de mozo improvisado. Pido mi cortado. Hay cierto alboroto, porque soy nueva, porque soy mujer y porque saco fotos. Ellos ríen y me contagian. El bar es viejo, pero se siente joven, animoso, querible. Es sencillo en su trazado y mobiliario. Las paredes cubiertas de fotos, de publicidades antigu