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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Cortado en La Giralda

La Giralda Av. Corrientes 1453

La Giralda

Av. Corrientes 1453 Es una tarde calurosa en Buenos Aires, por eso, aunque visito La Giralda, no me pido una chocolatada con churros aunque sé que es  la combinación más famosa de este bar. Pido un simple cortado en jarrito. Y no está nada mal mi pedido, porque acá te lo sirven en vasito de vidrio con un soporte metálico que le da personalidad. Además el sabor es buenísimo. Algo me retrotrae a la infancia, puede ser el letrero luminoso que anuncia: Chocolate con Churros- submarinos-sandwiches - y remata con la marca Toddy.  El interior del bar me parece el de una escuela, con los pupitres bien ordenados. Las mesas son rectangulares y chicas, con tapa de mármol blanquecino y las sillas de madera clara. Elijo una junto a la ventana. Voy a usar una expresión llana: La Giralda es encantadora. Puede verse simple, añeja, algo gastada, pero a mí me seduce. Sus paredes estén revestidas de azulejos blancos hasta media altura que rematan en una boiserie de madera y espejos labrados co

Cortado en Café Victoria

Café Victoria Entre Ríos 114 (esq. Hipólito Yrigoyen)

Café Victoria

Entre Ríos 114 [esquina Hipólito Yrigoyen] En 1860 en esa esquina había una pulpería. En 1912 en la misma esquina nace el café Victoria. Es que la calle Hipólito Yrigoyen por aquellos años se llamaba Victoria. Yo de eso no sé nada. Son cosas qué leí nomás. Lo que sé es que llego al café una tarde soleada. La visión de la plaza del Congreso me pone de buen humor porque me recuerda a mi infancia. Y me alegra que el café esté abierto. Simplemente eso. El café había cerrado en el año 2002 y fue re abierto en el  2008. Pero después otra vez permaneció cerrado durante un año hasta que en febrero de 2015 abrió sus puertas nuevamente. Luce  renovado pero mantiene su carácter tradicional, con sus sillas tapizadas en rojo, sus lámparas art decó, su barra con toques de madera pulida. Hay gente y sin embargo yo respiro confianza y comodidad . Hasta el  movimiento de los mozos se me hace tranquilo. Los espejos del café Victoria otorgan un detalle de inesperada elegancia dentro de un b

Déjà Vu

Busquemos un territorio neutral - dice mi madre. Su voz ronca en el teléfono me trae el pasado. Otra vez me siento una nena. Otra vez me veo en el kiosco de la esquina comprándole Jockey suaves, y guardando las monedas de vuelto para unos Sugus. Y después arrepentida me veo dándole los puchos y las monedas a ella. Ella que está acostada en la cama, despeinada, vestida así nomás con el camisón y un pullover grande, el cenicero entre sus piernas, esperando. Los restos del almuerzo en el plato sobre la mesa de luz. Y yo que entro y le dejo todo y ella ni me mira, ni dice gracias. Ahora en cambio dice territorio. Dice neutral. Sé que no importa lo que yo proponga, terminará eligiendo ella. Acepto ese juego agrio como una forma de terminar lo antes posible la conversación. Nombro un bar, cualquiera, uno cerca de su casa. Después otro. Y otro. Pero ella siempre encuentra una excusa: mucha gente, el café es horrible, yo a ese lugar no voy, ahí nunca te atienden,